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Cómo conseguir confort térmico en casa

Cómo conseguir confort térmico en casa

El grado de confort térmico de tu vivienda tiene mucho que ver con que te sientas a gusto en ella tanto en verano como en invierno. Que la temperatura dentro sea lo más agradable posible con independencia del tiempo que haga fuera.

Por suerte, hay algunos ajustes que podemos hacer en casa y que harán que nos sintamos mucho mejor en lo que a temperatura se refiere. Algunos podemos hacerlos nosotros mismos y sin gastar mucho, otros requerirán una obra y una mayor inversión. Veamos qué opciones tienes.

Mejorar el confort térmico en casa sin hacer obras

A continuación te contamos qué podemos hacer para mantener una temperatura óptima en casa sin necesidad de tener que gastar demasiado ni abusar de la calefacción y/o del aire acondicionado.

Ventila con cabeza

Por mucho frío que haga en invierno, debemos ventilar la casa todos los días. Sin embargo, no es necesario que tengamos las ventanas abiertas durante horas y horas, porque con esto lo único que conseguimos es que las estancias se queden heladas.

Para renovar el aire de la casa basta con que abramos las ventanas 10 minutos. Mucho mejor si puedes hacerlo en las horas centrales del día (cuando no hace tanto frío) pero, si no es posible, ábrelas nada más levantarte y recuerda cerrarlas antes de salir de casa.

En verano deberíamos hacerlo justo al contrario. Tener las ventanas cerradas durante el día y aprovechar para ventilar una vez que haya anochecido.

Utiliza la luz natural para aumentar el confort térmico

En invierno, aprovechando que ya has ventilado, deja las persianas arriba y las cortinas sin correr. El sol entrará de forma directa a través de los cristales y esto ayudará a subir la temperatura de las estancias.

Por la tarde, cuando se haya ido el sol, hazlo justo al contrario. Baja las persianas y corre las cortinas. Esto mantendrá tu casa mucho mejor aislada frente al frío.

En verano lo hacemos al revés. Intentaremos que la casa esté lo más oscura posible durante el día y abriremos todo cuando el sol ya esté más bajo.

«Viste» tu casa para la temporada

La decoración de nuestro hogar también influye mucho en el confort térmico que sentimos. Durante el invierno, unas cortinas gruesas, unas mantas que nos esperan junto al sofá para abrigarnos mientras vemos nuestra serie favorita, o una buena alfombra a los pies de la cama, ayudarán a que la sensación térmica sea mucho más agradable.

Por el contrario, en verano los textiles de casa deben ser mucho más ligeros. Nos despedimos de las alfombras, guardamos las mantas, cambiamos las cortinas gruesas por unos visillos ligeros y en las camas sustituimos los edredones por colchas finas.

Ajusta bien la temperatura de la climatización

En invierno no es necesario que subamos la calefacción hasta el punto en que podamos ir en manga corta por casa, y tampoco hace falta que en verano convirtamos nuestro hogar en un congelador. No elegir bien la temperatura de la climatización es una de las razones más habituales por las que no nos sentimos a gusto en casa.

En invierno la temperatura de la calefacción debería ser de 21º C como máximo. Por la noche deberíamos bajarla. De hecho, si no vives en un lugar muy frío, puedes apagar directamente la calefacción durante las horas en las que vas a estar durmiendo, puesto que en la cama tienes ropa de abrigo y no notarás las bajas temperaturas.

En verano la temperatura ideal para el aire acondicionado es de 26º C. Aunque te parezca una temperatura alta, hará que te sientas bien y, además, te evitará los típicos resfriados asociados al uso de estos aparatos de climatización.

Una razón más para regular bien la temperatura de la climatización: por cada grado que subas la calefacción o bajes el aire acondicionado con respecto a las cifras que hemos señalado, estarás disparando tu consumo energético.

Pon burletes en puertas y ventanas

Si notas que en invierno entra el frío desde la calle o que en verano el aire acondicionado parece irse por las ventanas, es posible que no tengas un buen aislamiento en casa.

Lo puedes solucionar instalando burlete en puertas y ventanas. Se trata de unas tiras autoadhesivas de material aislante que cuestan unos pocos euros y permiten que tanto las ventanas como las puertas cierren mucho mejor, sin huecos. La instalación la puedes hacer tú mismo en apenas cinco minutos.

Mejorar el confort térmico en casa con obras

Si tienes presupuesto y ganas de entrar de lleno en una reforma, valora hacer en primer lugar aquellos cambios que puedan mejorar el confort en tu hogar desde el punto de vista térmico. Puedes hacer algunos de los siguientes ajustes.

Cambia las ventanas

Si ni el burlete es capaz de conseguir que tus ventanas cierren bien, quizá sea hora de plantearse hacer un cambio en las mismas. Hoy en día los materiales más indicados son el PVC y el aluminio con rotura de puente térmico.

En cuanto al modelo de ventana a elegir, ten en cuenta que las batientes y oscilobatientes quedan mejor cerradas y aíslan más que las ventanas correderas. Estas últimas siempre acaban dejando entrar algo de aire.

Si también vas a cambiar las persianas, asegúrate de que el cajón donde se esconden las lamas esté debidamente aislado.

Instala suelo de madera

La madera es un material mucho más confortable que la piedra. Un suelo de gres estará frío tanto en invierno como en verano, mientras que el suelo de madera nunca está del todo frío y resulta mucho más agradable de pisar en cualquier época del año.

Ya que vas a levantar el suelo podrías plantearte instalar calefacción de suelo radiante. Es una de las más eficientes, puesto que consigue que el calor se mantenga en la estancia a media altura, que es justo donde lo necesitamos, mientras que con un sistema de calefacción con radiadores la mayoría del calor se va hacia el techo.

Aísla térmicamente el exterior

Ni las viviendas antiguas ni las nuevas suelen estar demasiado bien aisladas, y esto se nota tanto en verano como en invierno, haciendo más difícil que las casas puedan mantener una temperatura óptima.

Si vives en un piso, conseguir una mejora del aislamiento exterior es complicado, ya que tendría que ser una decisión que tomara la junta de propietarios. Pero, si tienes una casa independiente, puedes hacer algunas mejoras.

Los métodos que se utilizan para aislar una vivienda por fuera son, básicamente, dos. El aislamiento exterior con fachada ventilada implica aplicar sobre la fachada una capa aislante con estructura metálica. Mientras que en el Sistema de Aislamiento Técnico Exterior (SATE) se aplican sobre la fachada unas placas de poliestireno o lana de roca que se rematan con un revestimiento exterior que mejora la estética del edificio.

Si estás pensando en construirte una casa a tu gusto, aquí tienes un consejo extra: escoge materiales naturales que tengan propiedades aislantes, como ocurre con la madera y con la pizarra.

Aísla térmicamente el interior de tu casa

Si no es posible mejorar el aislamiento por el exterior, se puede hacer por el interior. No obstante este sistema no es tan efectivo e implica perder algunos metros útiles en la casa.

En el sistema de trasdosado interior se colocan paneles rígidos de aislamiento en todos los muros que dan hacia el exterior, mientras que en el sistema de inyección en cámara se rellena con material aislante la cámara de aire que hay entre las dos hileras de ladrillos que conforman los muros que dan hacia el exterior de la vivienda.

Lo que se busca en ambos casos es intentar acabar en la medida de lo posible con los puentes térmicos que permiten que la temperatura exterior penetre en el interior de la vivienda.

Tu casa es un auténtico hogar, el lugar en el que más a gusto y más tranquilo y seguro debes sentirte. Por eso, si la temperatura se convierte en un problema tanto en verano como en invierno, es hora de que tomes decisiones que mejoren el confort térmico. Y, hablando de seguro, si quieres proteger tanto tu casa como todas esas cosas especiales que hay en ella, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

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