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Los 6 malos hábitos que perjudican nuestra vida y cómo rectificarlos

Los 6 malos hábitos que perjudican nuestra vida y cómo rectificarlos

En nuestra lucha por llevar una vida saludable a veces cometemos ciertos errores que pueden tirar nuestro objetivo por tierra. Sin darnos cuenta, con el paso del tiempo adquirimos una serie de malos hábitos que pueden perjudicarnos. A continuación, te mostramos cuáles son los más habituales y cómo rectificarlos. 

La importancia de adquirir hábitos saludables

Desde bien pequeños las personas van aprendiendo a vivir de una manera determinada. La familia y el colegio son las bases principales para adquirir hábitos saludables. Una dieta equilibrada, una vida activa… Son algunos de los principios básicos para una vida sana. Pero, ¿por qué son tan importantes estos hábitos?

  • Mejoran el estado de ánimo y te alejan de la ansiedad, depresión y estrés. 
  • Reducen el riesgo de sufrir infecciones y enfermedades crónicas. 
  • Fortalecen el cuerpo: los huesos, articulaciones y músculos.
  • Retrasan el envejecimiento celular
  • Favorecen el desarrollo de las funciones vitales del cerebro.
  • Aumentan la sensación de juventud. 

La importancia de adquirir hábitos saludables

¿Qué malos hábitos te pueden estar perjudicando?

Todos hemos escuchado alguna vez la importancia de llevar una vida sana. Sin embargo, ¿sabemos realmente lo que implica esta afirmación? En ocasiones, adquirimos malos hábitos que lo único que hacen es perjudicar nuestro bienestar. Estos son algunos de ellos:

Malos hábitos alimenticios

Saltarse el desayuno

Saltarte el desayuno: muchos siguen pensando que el desayuno es una comida prescindible, especialmente para perder peso. ¡Error! Saltarte el desayuno no solo hará que tengas menos energía a lo largo de la jornada, sino que favorecerá la acumulación de grasas.

Para funcionar como es debido, el cuerpo necesita recibir combustible de manera constante. Eso no quiere decir que tengamos que comer a todas horas, sino que debemos hacerlo con una rutina determinada (que puede variar de persona a persona). Pasar muchas horas sin comer hace que tu cuerpo te lance señales de hambre muy agudas en los momentos más insospechados; por lo general, cuando no tienes a mano nada sano que comer.

En cambio, si desayunas de manera equilibrada, incluyendo grasas saludables que provengan, por ejemplo, del queso, los nutrientes de las mismas se liberarán en el torrente sanguíneo a lo largo de la mañana y no necesitarás atacar la máquina de chocolatinas. Pero si desayunas solo hidratos de carbono y azúcares, los mismos se liberarán muy rápidamente y tendrás hambre muy pronto.

¿Conclusión? Debemos desayunar, pero hacerlo bien.

No cocinar

La falta de tiempo suele ser la principal excusa para no entrar en la cocina. Comer siempre fuera de casa o encargar comida a domicilio, aunque no sea comida rápida no es saludable. Aprende a organizarte y aprovecha el fin de semana para cocinar platos sanos y sabrosos.

El motivo principal por el que no cocinar entra en nuestra lista de malos hábitos es que dejamos de poder controlar los ingredientes presentes en lo que comemos. La comida preparada suele llevar aditivos, estar preparada con alimentos de peor calidad, incluir salsas saciantes o con más azúcar del saludable, etc.

Es mucho mejor tomar una hamburguesa hecha en casa que una ensalada preenvasada. El exceso de sal, las salsas y la inclusión de alimentos «de relleno», como pan frito, son el motivo. A veces cuesta encontrar tiempo para hacer la comida, pero siempre merece la pena.

Cenar cualquier cosa

Llegas cansado a casa y no te apetece cocinar. Optas por comer un yogur o abrir una lata de atún. Mala elección. Para afrontar las 8 horas de sueño necesitas una cena ligera, pero nutritiva.

Y es que el organismo trabaja mucho más de lo que creemos mientras estamos dormidos. El cerebro libera estrés en forma de sueños y el cuerpo repara fibras dañadas y se llena de energía para afrontar el día siguiente gracias a los alimentos que ingerimos a la hora de la cena. Por eso, lo ideal es combinar vitamina y proteína; o, lo que es lo mismo, cenar una ensalada o verdura y un filete de pollo, pavo o pescado. En invierno, un buen caldo le pondrá la guinda a esta cena tan deliciosa. Y recuerda tomarla temprano para que la digestión no te impida dormir bien.

Malos hábitos relacionados con el estilo de vida

Pasar demasiado tiempo sentado

Por lo general, los trabajos hoy día son bastante sedentarios. Con la llegada de la era digital nos pasamos mucho tiempo frente a pantallas de todo tipo. Además, cuando tenemos la suerte de encauzar un día de manera productiva, ni siquiera nos levantamos a estirar las piernas.

Como consecuencia, desarrollamos lesiones de todo tipo. La que más sufre en este contexto es la espalda. Solemos sufrir de problemas en las cervicales, en las lumbares y, lo más difícil de tratar, en el hueso sacro.

Lo peor es que no todo el mundo tiene tiempo (o posibilidades) de pagar un gimnasio. Y no siempre disponemos de la energía física o mental para salir a pasear cada día, que sería lo ideal.

Para paliar los efectos del sedentarismo, descansa la vista cada hora, apaga el móvil en tus ratos libres y da pequeños paseos por la oficina.  Una rutina de estiramientos de dos minutos no despertará ninguna señal de alarma y será muy útil a tu salud. Has torsiones ligeras de cuello y hombros y también de cadera. Al principio puede parecer un poco ridículo, pero verás que merece la pena.

Otro de los malos hábitos relacionado con el sedentarismo laboral es la falta de hidratación. Como vas a dar un pequeño por la oficina cada hora, aprovecha y bebe agua. El agua es vital para todos los procesos fisiológicos. Un litro y medio al día es la media que recomiendan los profesionales.

Estar siempre preocupado

Las preocupaciones son el principal alimento del estrés. Entrena tu mente al igual que entrenas tu cuerpo para mejorar la salud de tu cerebro. Verás como incluso tu rutina de sueño mejora.

Pero ¿cómo hacer esto cuando tu mente está llena de ruido y no puedes apagarla ni un momento? En este caso, tu mejor amigo es el mindfulness, que te ayudará a centrarte en el momento presente. Entre los malos hábitos, el principal, y del que provienen muchos de los otros, es la incapacidad de centrar la atención en una sola cosa. Mientras desayunamos pensamos en lo que nos espera en la oficina. Mientras trabajamos pensamos en lo que haremos de cena y mientras cenamos escogemos la película que veremos después.

Es necesario detenerse. Haz el esfuerzo de prestar atención al sabor, la textura y la temperatura de tu desayuno. No se trata tanto de mantener la mente en blanco como de pensar en lo que hacemos en el momento presente.

Aunque no lo creas, el cerebro no es capaz de hacer más de una cosa a la vez. Cuando decimos que somos multitarea no estrictamente cierto. Lo que pasa es que pensamos muy rápido y por eso nos preocupamos en exceso. Acostumbra a tu cerebro a trabajar más despacio y verás cómo vives más relajado y, por tanto, más sano.

Abusar de los medicamentos y automedicarse

Hay una pareja de malos hábitos que no podemos dejar de señalar, y son la automedicación y el exceso de medicación.

Rara es la persona que no se ha tomado un analgésico cuando lo necesitaba, sin más razón que un ligero dolor de cabeza. Y, en principio, no hay nada de malo en ello. Salvo cuando se convierte en un hábito.

Si tienes dolores crónicos, lo ideal es que acudas al médico. Muchas veces, estos dolores son síntomas de problemas mayores y. al acallarlos con analgésicos, lo que haces es dejar que el pase el tiempo sin un tratamiento.

Tampoco es buena idea que tomes antibióticos porque te sobraron de una receta anterior. El ciclo de los antibióticos es muy estricto y solo un médico puede recetarlos con seguridad. Tomarlos sin prescripción médica no solo no te ayudará, sino que puede resultar contraproducente.

Deshazte de todos estos malos hábitos sustituyéndolos poco a poco por hábitos mejores. Puedes empezar por echar un vistazo a nuestras pólizas de salud. Comprueba sus coberturas y da un paso adelante en pos de tu bienestar. Tú te lo agradecerás y los tuyos también serán más felices.

 

 

 

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