El ser humano siempre ha vivido preocupado por su seguridad y la de los suyos. La era digital en este sentido, ha venido a solventar en cierta manera dichos miedos. Pero, ¿cómo nos está afectando esta revolución tecnológica a nuestras vidas? ¿Realmente vivimos en un entorno más seguro?
Era digital y seguridad
En un mundo en el que la tecnología cobra un papel cada vez más importante, cabe preguntarnos si nuestras dependencias por los dispositivos digitales es beneficiosa. Lo cierto es que hoy día, las máquinas son las que en gran medida realizan actividades importantes para nuestra seguridad. Las casas son cada vez más inteligentes, los coches incluyen más extras de seguridad, los teléfonos móviles nos permiten estar y ver lo que sucede en un lugar en el que no tenemos presencia física, etc. Pero ¿qué ocurre cuando esta tecnología falla o es atacada?
En este sentido, la era digital ha traído consigo una serie de retos relacionados con nuestra seguridad física. Los cibercriminales pueden acceder a los diferentes sistemas de seguridad de una empresa, una casa o un coche poniendo en peligro nuestra integridad. De igual manera, la tecnología depende de un programa informático que de fallar nos dejaría absolutamente en la más absoluta desprotección. Esta vulnerabilidad que tenemos frente a la tecnología hace que en la actualidad los seguros de vida cobren más protagonismo si cabe. Los expertos se han preocupado especialmente por enseñarnos a convivir con la tecnología, pero ¿nos han enseñado a protegernos de ella?
El Internet de las cosas en la era digital
Los dispositivos inteligentes tienen la posibilidad de conectarse a la red, con el objetivo de recopilar información útil para nuestro día a día. Y es que, actualmente, la tecnología es capaz de convertir cualquier objeto en un dispositivo inteligente. La implantación de sensores en objetos cotidianos es la principal responsable de esta transformación.
En torno a estos cambios, también nos encontramos con el Internet de las cosas en la salud. Aplicaciones móviles para controlar nuestro estado físico y mental, dispositivos tragables que son capaces de recibir información sobre una enfermedad, geolocalizadores para avisos de emergencia en caso de accidente, termómetros inteligentes, etc.
Finalmente, tenemos que considerar cómo está afectando esta era digital a nuestro bienestar en general. Muchas personas consultan sus síntomas por Internet en lugar de acudir al médico. De igual modo, buscan información sobre determinados medicamentos que tan solo un médico debería recetar.
En definitiva, esta revolución digital tiene sus pros y sus contras. Para preservar nuestra vida debemos de entender que las máquinas pueden ayudarnos a vivir más y mejor, pero que, de momento, no tienen las capacidades necesarias para resolver problemas al nivel en que lo haría una persona humana.
